La salud mental debe entenderse como un fenómeno bidimensional que incluye el malestar y el bienestar psicológico para definir el estado de salud mental completa. La transición a la educación primaria, a la educación secundaria y a la vida adulta conlleva el incremento en las demandas académicas, mayor complejidad de relaciones interpersonales y mayor presión por las responsabilidades relacionadas, pudiendo surgir problemas de salud mental. Sin embargo, la investigación actual se centra principalmente en factores de riesgo que amenazan la salud mental completa. Por el contrario, el reciente “Modelo de CoVitalidad” considera que hay niños, adolescentes y jóvenes que progresan y gozan de buena salud mental a pesar de estar expuestos a altos niveles de riesgo. Esto puede estar determinado por las denominadas competencias socioemocionales, que suponen una serie de fortalezas psicológicas sinérgicas que determinan la salud mental y/o ajuste psicosocial en la infancia, adolescencia y edad adulta emergente, permitiendo el desarrollo saludable y contrarrestar los efectos negativos de la exposición a variables de riesgo. Algunas de las principales competencias que considera este modelo son: Autoeficacia, Autoconciencia y Persistencia (Creer en uno); Apoyo Escolar, Coherencia familiar y Apoyo de los iguales (Creer en los demás); Regulación emocional, Empatía y Autocontrol conductual (Competencia Emocional); Gratitud, Zest y Optimismo (Compromiso Vital). El objetivo de este proyecto es profundizar en el conocimiento del papel de las competencias socioemocionales en la salud mental completa y el ajuste psicosocial en la infancia, adolescencia y edad adulta emergente.