En un estudio de Morgül, Kallitsoglou y Essau publicado en la Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, se compararon los hábitos diarios de los niños y sus síntomas emocionales y conductuales durante el primer confinamiento por la pandemia en 2020 con los hábitos del periodo anterior. Los resultados son reveladores. Los niños pasaron más tiempo frente a pantallas y menos realizando actividades físicas, y un alto porcentaje se sintió aburrido.

Aproximadamente la mitad de los niños mostraron signos de nerviosismo, enfado, ansiedad, preocupación y otros síntomas. Los hijos de cuidadores con dificultades familiares y estrés en el rol de padres experimentaron más dificultades emocionales y de comportamiento durante el confinamiento.

La seguridad y salud mental de los cuidadores también influyeron en el bienestar de los niños. Los resultados resaltan el impacto negativo del confinamiento en el bienestar socioemocional de los niños.

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